lunes, 19 de julio de 2010

Paisajes Bolivia


Hoy… se acostará el sol. El viejo ha hecho su día agitado y se cubrirá la cabeza de estrellas, estirara la sabana tanto que nos cubrirá a nosotros mas y se despedirá con multitud de benias y pluridad de manos, brillantes e interminables, antes de descansar su sabia memoria detrás de los cerros. Chau viejito mañana
volverás a vernos y América volverá a ti, casi tan repleta como tu de manos para saludarte y reír a tu lado. Jugaremos a los viejos tiempos. Y también Dios, se reirá mirando.




Aca veo muchas cosas. Bajo las nubes y entre los cerros; bajo las gotas y tras las pajas descansa un espejo, el mas alto de todos los gigantes, y el mas sagrado de los andes. Titicaca se llama ahora, y florece de las montañas como el legado mas grandioso de las alturas. En Copacabana se ve y se siente como remoja el sol sus brillantes canas, dan ganas de remojarlas igualmente; saltar del barco parece tan fácil... cuanto mas no se hace saltar desde un barranco.
Cada tanto que se ve los horizontes de allá lejos y acá cerca donde la tierra toca el cielo, miras… las cosas que no debieran parecer. En el cielo las nubes caen y se meten las unas bajo las otras, exhaustas de tanto caminar y volar, de aquí y allá se acumulan y bajan, formando las líneas que dan límite a lo lejano, caen poco a poco y vuelven sus cuerpos azules. Mas azules se vuelven mas se unen al agua, se funden al lago, se convierten en el. Tan cansadas están que siguen bajando y rompen las líneas de la pampa y colorean los cafés de la tierra; se hacen azules montañas capa por capa; mas abajo mas café se vuelven, al igual que los antiguos seres animales; que cansados durmieron y no pararon de hacerlo, durmieron tanto que nunca mas se movieron, solo crecieron y crecieron, enduraron casi como la piedra, y se tiñeron al tono del barro y la tierra convirtiéndose en parte de toda ella, aun crecen y ahora salen de la tierra hechos plantas y luego árboles. Eso pasa cuando duermes mucho tiempo en la tierra, la gran pacha te reclama, y las nubes lo mismo, duermen y duermen y se hacen tierra, se forma el altiplano.





Las mañanas corren y se quietan; se quedan atarantadas y rompen con las edades de las chicas lomas y los Juk´us grandes. Nada nunca tuvo tanta claridad como la imagen del mundo mas viejo que recuerda esta parte de la América, los viajeros del viejo Arahuaco, los que subieron y nunca mas bajaron. El Agua los vio crecer y multiplicarse, les dio los motivos para quedarse y olvidar. Olvidaron al resto de la tierra, y en la mesa gigante del Akapacha hablaron lengua nueva, engorraron ideas nuevas, y abrigaron viejos sueños junto a lindas wawas. Comieron en los bordes y aspiraron sus silbantes aires por entre los juncos; del charcote se prestaron esos juncos y cuchichearon la novedad con silbido de madera; “Pero qué felicidad… sientan…”
Acá debería escucharse algo así como “Agüita de Putina” y luego “Quién te ha dicho”

No hay comentarios:

Publicar un comentario